Mis Amigos

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Aquellas tormentas de Jaca

Tormenta en jaca:  (años 60)
Una tarde cualquiera de un  día cualquiera de aquellos veranos jaqueses:
Jugaba con  mis hermanos y  varios amigos en el canal; arrojábamos piñas de pino por las ranuras del respiradero que el canal  posee en su paso subterráneo, a la altura del paseo, y rápidamente corríamos para  ver que  piña  salía la primera,  una vez que la acequia a través de su largo conducto oscuro volvía a asomar de nuevo a cielo abierto.
Eran casi las cinco y media de esa tórrida tarde veraniega, soplaba una ligera brisa procedente  de  san Juan de La peña; el cielo se iba tapando;  poco a poco, y  por encima de nuestras cabezas  se espesaba  rápidamente de unos enormes nubarrones negros: Apenas nos dimos cuenta, seguíamos en el inacabable juego de recoger las  piñas del canal una y otra vez,  y volver a lanzarlas de nuevo, cuando repentinamente en unos segundos, el ligero viento se convirtió en una  fuerte corriente de aire,  las nubes se cerraron de golpe  y  comenzaban a caer unos grandes goterones.  
Rápidamente dejamos nuestros juegos navales, salimos corriendo hacia nuestras casas,  las piñas sin nadie que las recogiera y abandonadas a su suerte, siguieron un rumbo incierto; mientras, la tierra del camino comenzó a impregnarse de ese olor tan característico a tierra mojada al recibir  las primeras  gotas de la incipiente tormenta.
Enseguida, ya en nuestra casa y aun empapados un poco por la lluvia,  preparábamos entre todos y rápidamente nuestro particular campamento de visualización de tormentas. (Lo que por aquel entonces era algo impresionante, ver y disfrutar en directo a través de nuestro balcón, una tormenta en directo, pero dándole con nuestra imaginación y fantasía,  el ambiente y el toque especial al  escenario).
Para ello, los mas mayores, Sergio, Jorge y Pablo, con el refuerzo de nuestro padre,(los pequeños,  Queco, Chiqui, Nana y Pico se limitaban a mirar),  montábamos alrededor y de frente al  balcón,  una especie de barricada circular con sillas; luego dos escobas, eran los mástiles sobre los que colocábamos encima de ellas unas mantas a modo de toldos, y las sujetábamos con pinzas de la ropa  a las sillas: así recreábamos con mucha imaginación y toda nuestra fantasía, una gran tienda de campaña en medio del comedor, donde nos apostábamos para ver las tormentas de frente, a través del ventanal del balcón de nuestras casas militares.
Ni que decir tiene que mientras estábamos en pleno zafarrancho de combate, nuestra madre se encargaba de toda la intendencia; recuerdo perfectamente, los bocadillos de chistorra  que nos merendábamos mientras observábamos embobados y pasmados,  a través de los cristales  lo que la  naturaleza nos regalaba;  un espectáculo insuperable, pleno de luces, ruidos y acción constante.
Se veían  llegar nítidas las tormentas: Entonces, la panorámica era total, no  había nada que  impidiera la vista; kilómetros de campos verdes  hasta las montañas mas lejanas, y mucho paisaje enfrente de nuestro balcón. Era nuestra gran pantalla de cine natural, (La televisión aun no había llegado a nuestra civilización)
Los gigantes y recios  chopos de enfrente, apostados a la orilla del canal en su escenario natural y  acunados por el fuerte viento, danzaban a la vez y al mismo son,   armonizados en una espectacular danza sutil enfocada e iluminada por la intermitencia de los relámpagos y acompasada por el resonar del eco sordo y largo de los truenos.
Sentados en el suelo, dentro de la improvisada “tienda de campaña”,  en silencio algunas veces y otras apuntando hacia donde caían los rayos, o señalando las culebrinas que los relámpagos  caprichosamente dibujaban en el cielo pasábamos el resto de la tarde; luego, casi siempre, cuando la tormenta amainaba, y el cielo se abría aun con cierto recelo, y entre la tenue cortina de agua del horizonte, se perfilaba y dibujaba un precioso arco iris  en el cielo como un epilogo final  al espectáculo ofrecido en nuestra gran pantalla; Así, disfrutábamos toda la familia de esa función que la naturaleza  nos regalaba de vez en cuando alguna de las tardes estivales en Jaca;  para mis padres mis hermanos y para mi,  aquellas tormentas veraniegas fueron unas experiencias  inolvidables, compartidas juntos, en unos momentos sublimes también, en un paraje aun hoy  muy especial en nuestros corazones  y en una  época ideal , aquellos años únicos, irrepetibles… los años de nuestra infancia.
 
Hoy en día, cuando observo una tormenta, de vez en cuando, cierro los ojos, abro la cajita de mi memoria y me veo sentado bajo la carpa de aquella tienda de campaña con mis padres y mis hermanos delante de aquel balcón encantado, lleno de sueños mágicos.

 Por eso también éste capítulo lo incluyo, como otro de mis mejores recuerdos de Jaca.
 

3 comentarios:

  1. Que hermosas fotografías !!
    Yo intento sacar algún relámpago desde la ventana y nada, no lo consigo, me pasa como a las ardillas, cuando se dispara ... ya no están.
    Me encanta "veros" comer el bocadillo.

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    1. Angelines... a ti no te voy a engañar: las fotos estan "trucadas", tengo un hermano mayor (Sergio Ochando), que es un genio del photoshop , y cuando se enteró que iba a escribir etse articulo se encargó de capturar lo rayos y montar las fotos..(pero no le digas que te lo he dicho..¿eh?... jajaja), en serio, son montajes muy buenos.. de hecho en este blog los apartados "fotosellos de Jaca y de Aragon" son todo montajes de él... si quieres algun montaje de alguna foto que tu quisieras tener ó crear.. dimelo, te lo haré.
      Ah!! aquellos bocadillos de los que tu habkas,.. estaban de miedo..!!
      Gracias Angelines y un abrazo...Jorge

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  2. Me marаνilla tu pаgina ωеb, lo he deѕcubierto mirando por bing y lа
    νerdad es que me maravillа, lo voy a ροneг en favorifos y ahora mismo lo mando a
    facebook!!.hе puesto en mі web un link a tu ρаgina
    ωeb. Mi blog tiеne un PR de 3.saludetеs!


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    caггito jаne; www.carritosbebe.org,

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